sábado, 20 de abril de 2013

Natal

Hoy recorrimos la ciudad de Natal, lugar con playas de agua cálida, médanos grandes y, a diferencia d las grandes urbes de más al sur, sin los característicos morros tachonados de barriadas humildes o favelas. Las playas de más al sur de la ciudad están invadidas por grandes hoteles cuatro y cinco estrellas y, si bien la costa aun sigue siendo de acceso público, la bajada a la playa está franqueada por los hoteles y solo se puede acceder por los extremos.
Fuimos a las playas del norte que quedan pasando un bonito puente atensorado. Se podía bajar con la camioneta a la playa y nos quedamos un ratito ya que preferimos pasar la tarde en unos piletones de agua muy tibia que había antes de la subida al puente.
La ciudad tiene una zona comercial de hipermercados y shoppings que es impresionantemente grande... como todo en Brasil. El shopping que visitamos por la tarde no tenía nada que envidiar al Dot de Buenos Aires... es más, creemos que es más grande. Las tiendas de hipermercado son muchas y muy grandes.
Como siempre pasa en las ciudades, un simple desvío del Gps te lleva a lugares no tan deseables de visitar... más bien humildes que peligrosos pero que a un foráneo desconocedor del idioma y las costumbres no desea visitar anocheciendo.
El idioma no se entiende una goma si el que te habla no tiene intensión de hacerse entender... siempre nos parece que ellos nos entienden más a nosotros que nosotros a ellos, y creo que realmente es así y no una simple impresión.
Los espacios públicos siguen siendo respetados al igual que en toda la parte del país que conocimos (ya vamos casi 7000km de rutas brasileras...). No hay pintadas en las paredes ni basura en las calles pero sí coexisten focos de mugre atómica que poco tienen que ver con el resto del orden que se aprecia.




                

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