Relatos

Día 1, Miércoles 13 de Marzo:

Salimos de Buenos Aires con destino Colonia del Sacramento, Uruguay. Optamos ir por tierra en lugar del ferry para que el cruce fronterizo nos sea un poco más fácil de sortear ya que llevábamos alimentos envasados, frutas y verduras frescas y otras cosas verdes…

Pasamos la noche estacionados en la Plaza de Colonia y salimos al otro día rumbo a Montevideo a encontrarnos con Felipe y Estela, quienes nos esperaban para charlar un rato.

Día 2, Jueves 14 de Marzo:

Luego de desayunar tranquilos y hacer un poco de orden en nuestro equipaje, salimos hacia Montevideo cerca de las 11 de la mañana. Casi en la salida de Colonia vimos a unos chicos haciendo dedo y decidimos levantarlos haciendo honor a todos aquellos que alguna vez nos supieron dar un aventón en las rutas. Resultaron ser dos franceses que estaban viajando por América hace ya unos meses y se dirigían, también, hasta Montevideo. Roman y Galle fueron muy simpáticos y Eden pudo practicar un poco de su francés hablando con los chicos.

Ni bien hicimos cien metros con nuestros nuevos pasajeros un control policial en la ruta nos obligó a parar y a descender del vehículo. Confieso que dudé de haber levantado a esta gente ya que el control era motivo del partido de fútbol que esa noche se jugaba entre Peñarol y Boca y la policía estaba buscando revoltosos y drogas en todo vehículo de patente Argentina que se le cruce… un minuto atrás metí en mi vehículo dos mochilas extrañas y rogué al Cielo que estos pibes no se les haya ocurrido meter algo de faso entre sus pertenencias ya que las explicaciones hubiesen sido un tanto complicadas. La simpatía de Eden y nuestra cara de buenos nos ayudó un poco, pero no zafamos de que uno de los canas, con riguroso chalequito Policía Ant-Droga de serie yanqui, se meta dentro del camper y revisara los armarios, la caja de comida, manipulara las puertas de la camioneta buscando falsos fondos y se tire debajo del chasis… Prueba superada, recibimos el habitual cordial saludo uruguayo de “A sus órdenes” y continuamos el viaje hacia la Capital del país. Cien kilómetros más adelante, ya casi llegando a destino, un nuevo control nos obliga a repetir el descenso, pero ya sin revisión del vehículo solo de documentación.

Entrando a Montevideo nos fuimos derecho para el centro cerca de la Plaza Cagancha donde estacionamos y nos despedimos de nuestros pasajeros. Foto de rigor y deseos de buen viaje.

 Estuvimos un par de horas dando vueltas, al pedo, en el centro tratando de encontrar una casa de repuestos de gas donde me vendan el pico del anafe que vino preparado para gas natural y nos llena de hollín todas las ollas y pavas. Iluso yo que supuse encontrar en Montevideo lo que no pude conseguir en Buenos Aires… solo pudimos plotear las gráficas que vamos a pegar al camper y nos fuimos derecho a la rambla cerca de Pocitos donde paramos para comer, ya entrada la tarde y más cerca de una merienda que de  un almuerzo.

Lavados los platos, enfilamos para El Pinar para encontrarnos con Felipe y señora, con quienes habíamos quedado vernos cerca de las 5:00. Compramos una facturas en la panadería de la zona y llegamos a la hermosa casa de los Fistemberg que tienen en este barrio (¿?) / ciudad (¿?) de las afueras de Montevideo. Cafés, tes, facturas y masitas de por medio nos quedamos charlando casi tres horas, conversando e interiorizándonos de la actualidad uruguaya con miras en poder, finalizado nuestro periplo, asentarnos por estos pagos. Felipe nos mostró su huero y su jardín, rebosante de árboles frutales y canteros de verduras. De más está decir que tanto Malke como Eden quedaron fascinadas y yo no menos de admirado con el cariño y el esfuerzo que se ve Felipe y Estela le ponen al cuidado de su jardín.

Nos despedimos cerca de las ocho y partimos hacia Punta del Este previa parada en el super del centro para comprar algo de fruta y cargar diesel.

Día 3, Viernes 15 de Marzo:

Llegamos el día de ayer a Punta cerca de las 10 de la noche y estacionamos el camper frente al Conrad, en La Mansa. Cenamos unos sanguchitos de atún y nos fuimos a dormir de una ya que el día fue largo y estábamos cansados.

Hoy me levanté cerca de las 06:50 y le preparé el desayuno a Malke en la playa, materializando sus deseos de siempre de poder levantarse y ver el mar por la mañana.

La foto habla por si sola… Presencia de humanos cero, tan solo un amigo de ocasión que se nos arrimó para hacernos mutua compañía…

Nos quedamos en la Playa de Parada 2 de La Mansa hasta terminar el desayuno y después nos fuimos a dar un par de vueltas por Punta del Este y tratar de conseguir el repuesto del anafe que nos esta faltando… Preguntamos en un par de ferreterías pero no hubo caso… recién en un bazar del Shopping de Punta pudimos dar con un anafe nuevo, de tamaño parecido, que compramos para no quedarnos en pelotas para cocinar.

Estacionamos en la Brava cerca de “Los Dedos” y nos sacamos un par de fotos.

Después seguimos curso rumbo a José Ignacio y paramos en alguna playa de La Barra a almorzar unos fideos, con mesita en la playa incluida, y aprovechamos la pasada para pegar los ploteos que hicimos en Montevideo y colocar las dos primeras banderitas de nuestra colección de países.

Luego de comer nos fuimos para el lado del Chuy pasando previamente por Punta del Diablo, donde entramos a dar un paseo para conocer y donde vimos al ex novio de Susana Gimenez corriendo por la ruta. El lugar esta bueno, con casitas de colores desperdigadas por todos lados, aunque de construcción y urbanización un tanto caótica. No nos quedamos mucho tiempo ya que el clima estaba feo y queríamos irnos rápidamente hacia el Norte para poder empezar a aprovechar los días cálidos de lo que resta del verano.

Llegamos a El Chuy cerca de las 6 de la tarde y dimos un par de vueltas por esta ciudad fronteriza sin mucho que aportar en el viaje… mucho negocio de venta de artículos electrónicos y un paisaje no muy grato que invitara a quedarse en el lugar. Para pasar la noche volvimos a la ruta y nos quedamos en el puesto de Policía de la Aduana que nos dejó estacionar al lado de su puesto y nos dejó cargar las computadoras.

Día 4, Sábado 16 de Marzo

Nos levantamos a la madrugada con los ruidos de una familia uruguaya que estaba por cruzar la frontera. Aprovechamos el madrugón para levantarnos temprano y empezar a desandar los 1000km que nos separan de Florianópolis, primer destino agendado en el Brasil.  Cruzamos la frontera sin control alguno, por suerte, ya que llevábamos un montón de alimentos que no podíamos pasar.

Los primeros kilómetros de Brasil no son muy distintos a lo que sería un viaje a Bahía Blanca en Buenos Aires… solo campo y pampa a ambos lados de la ruta. Ya entrado el mediodía llegamos a la ciudad de Río Grande donde perdimos un buen rato buscando dinero brasilero ya que nos habíamos olvidado de cambiar en la frontera. Lamentablemente habíamos llegado un día Sábado y la única casa de cambio del lugar había cerrado por lo  que pudimos conseguir un poco de efectivo a fuerza de probar en los cajeros automáticos y tantear alguna de las múltiples tarjetas de crédito y débito que llevamos.

Mirando el GPS detenidamente nos dimos cuenta que la ruta cruzaba el océano y que debía de haber un puente u otra cosa para cruzar… resultó ser que puente no había pero sí una balsa tipo pontón que tardó una hora y media en llevarnos del otro lado, hasta la ciudad de Sao José de Norte. En las casi dos horas que tuvimos que esperar en la fila (el ferry zarpaba a las 15:00hs) Malke se hizo preparó el almuerzo.

El cruce del canal estuvo tranquilo pero un poco más largo de lo que normalmente debiera ser ya que hubo que hacer un extraño rodeo a una isla intermedia motivado por alguna cuestión que no entendimos relacionada con la exploración petrolífera de unos buques de Petrobras.

Ya siendo las 16:30hs partimos de Sao José con destino a Torres por una ruta que por partes estaba buena pero que en algunos sectores bastante tenía pozos de consideración. La prudencia nos hizo para antes de llegar a destino ni bien empezó a oscurecer y recalamos en la estación de servicio de Mostardas. Compramos unas provisiones en el super que estaba al lado de la estación y pedimos prestada la clave del WiFi a una simpática señora que nos atendió de maravillas. Ya acomodándonos para pasar la noche el encargado de la estación se nos acerca junto con su hijo a invitarnos a ir a su casa a bañarnos y a que los chicos jueguen video-games. Un poco asustados al comienzo aceptamos la invitación y acompañé a Eden y Fede hasta la casa que estaba detrás. Resultó ser que la esposa era la señora amable del super, Elisandra, mamá de Victor y Victoria con quienes Eden y Fede se quedaron jugando mientras preparábamos la cena. Luego de comer afuera debajo de un tinglado aceptamos la invitación de Elisandra a tomar un café en su casa donde pasamos una linda noche en compañía de ella y sus hijos, viendo fotos y conversando en un más que inteligible portuñol. Victoria tenía casi la misma edad que Eden y jugaron sin problemas entendiéndose sin mayor complicación. Victor ya era una muchachote de quince que juagaba codo a codo con Fede a la Play… nunca entendimos cómo se comunicaban entre los dos, pero parece que se entendieron más que bien… Si bien al comienzo nos dio un poco de vergüenza y, por qué no, también algo de resquemor aceptar la invitación, seguimos los buenos y sabios consejos de Toba y Machy –nuestros amigos viajeros de Córdoba- quienes nos recomendaron no rechazar las invitaciones que, de seguro, se nos iban a ir apareciendo en el camino. La buena gente se cruza con la buena gente, sin importar las fronteras ni los idiomas ni las apariencias… De no haber sido por las ganas de empezar a disfrutar de la playa y del calor, nos hubiese encantado quedarnos un tiempo más, pero decidimos partir temprano al otro día rumbo a Torres.

Día 5, Domingo 17 de Marzo

Pasamos una noche muy tranquila en la parte de atrás de la casa de Elisandra y nos levantamos nuevamente bien temprano para encarar la ruta a Torres. Ya con la luz de día nos dimos cuenta de la buena decisión que tomamos de quedarnos y no seguir avanzando en la oscuridad, ya que el camino tenía en algunos sectores cráteres de consideración los que habríamos agarrado de seguro de haber enfilado por la noche.

Llegamos a Torres cerca al mediodía y almorzamos en la playa. Dimos unas vueltas por el lugar para conocer la ciudad y seguimos camino hacia Florianópolis aprovechando que nos quedaba toda la tarde por delante. Arribamos a Floripa ya de noche y nos acomodamos en una Petrobrás en las cercanías de Canasvieiras para pasar la noche.

Día 6, Lunes 18 de Marzo

Nos levantamos por la mañana muy temprano ya que al lado nuestro se nos pusieron unos muchachos trasnochados que volvían del boliche y se pusieron a hablar en voz alta. Aprovechamos el madrugón y nos fuimos bien temprano a la playa de Canasvieiras a desayunar y a estudiar. Hicimos unas compras en el centro, almorzamos en el camper y por la tarde nos dimos unas vueltas por el resto de la isla para conocer las otras playas. Fuimos a Playa Ingleses y a Santhino, pero el día se empezó a poner feo y no pudimos ya bajar a la playa… Optamos por salir de la isla ya casi de nochecita para encarar la BR-101 mañana por la mañana sin el tránsito y poder llegar temprano a Bombinhas, nuestro próximo destino.

La salida de la isla fue un tanto caótica… el tránsito en la hora pico es realmente complicado y demoramos un rato largo en poder cruzar el puente que nos llevara de nuevo al continente. Ya cruzados del otro lado, agarramos la autopista ya de noche por lo que paramos en la primer estación de servicio grande que encontramos para pasar la noche. Fue una de esas inmensas Petrobrás que hay a la vera de las autopistas, con playones gigantes de estacionamiento y todos los servicios para los camioneros.

Dïa 7, Martes 19 de Marzo

Dormimos plácidamente esta noche y remoloneamos un poco más de lo habitual ya que el día amaneció bien feo. Aprovechamos para limpiar el camper por dentro y por fuera y para aspirar la chata que ya acumulaba un poco más de mugre de lo deseable en su interior. Ya a media mañana encaramos para el lado de Porto Belo con un día que no prometía mejorar en lo absoluto… cero playa en la jornada de hoy.

El lugar parece prometedor, mucho más tranquilo y apacible que Florianópolis (como nos gusta a nosotros) por lo que le dimos más chance y nos quedamos un día más para ver si mañana el clima por lo menos nos deja bajar a la playa (creo que no, ya que el pronóstico no es muy alentador… solo espero que se equivoque una vez más).

No hubo mucha actividad en el día de hoy, estudiamos en el camper, hicimos el ritual de compras en el super y nos iremos a dormir temprano.

Día 8, Miércoles 20 de Marzo

El clima no acompañó. Nos quedamos en el día conociendo la península y fuimos a las playas de Bombinhas y de Mariscal a conocer. Hicimos un par de compras.

Día 9, Jueves 21 de Marzo

Pasamos el día por la mañana en Playa Velha.

Cambiamos la forma de escribir... 

Nos levantamos y enfilamos para Santos. Los paisajes eran selváticos. Paramos en un puesto a comprar frutas pero solo conseguimos bananas. Unos señores nos dieron a probar un jugo dentro de un fruto (parecido a un coco), pero ni a Eden ni a mi nos gustó. El camino comenzó a ser sinuoso. Eden y Fede se acostumbraron a observar el paisaje y a viajar muchos kilómetros.

Un capítulo especial son los camiones en el Brasil. La mitad de los brasileros debe de ser camioneros… Más allá de la variedad y cantidad de estos vehículos , hay dos tipos que me sorprendieron: un tipo de camión con los elásticos sobre-elevados que lo hace inclinar casi 30 grados de la horizontal hacia adelante y el tándem camión tractor-semiremolque-acoplado que mide 30m de longitud.

Llegamos a una ciudad/paraje llamado Mongagua y fue el primero en donde pudimos conseguir una frutería / verdulería como negocio independiente. Compramos maracuyá, papaya y mango. Solo el mango nos resultó sabroso… Tampoco fue gran logro la frutería.

Llegamos a Praia Grande… una playa inmensa frente a la ciudad, cercana a la ciudad de Santos.

La ciudad tiene un morro dentro de la misma y los edificios son todos de perímetro libre, a diferencia de los de la Capital. La construcción se la ve muy prolija, con las fachadas recubiertas todas de azulejos o venecitas, como si esto fuera un condicionante del código de edificación. Ejemplo de la prolijidad de la construcción fue uno de los edificios que vimos, en construcción, que tenía toda una media sombre, de arriba a bajo cubriendo todo el edificio, para evitar la caída de materiales y polvo.

Decidimos ir desde Santos directo a Guarujá por más que fuese Viernes por la tarde y el tráfico se empezara a hacer sentir. Descubrimos que para llegar a esta ciudad no había puente sobre la bahía sino que una serie de balsas eran las encargadas de realizar el cruce de los vehículos en un ida y vuelta constante de dos embarcaciones que van y vienen. El servicio es gratis y el viaje es muy corto, solo que la espera puede ser un poco tediosa… pero creemos que esto fue por el horario de Viernes por la tarde donde los Paulistas van a la Playa.

El lugar es muy hermoso y optamos por quedarnos todo el fin de semana por más que el clima no fue el más propicio… llovía y paraba constantemente, pero esto no nos desanimó para ir a la playa y meternos al agua ya que el clima era caluroso y la temperatura del mar más cálida que en las latitudes de las que venimos.

Ya siendo Lunes, continuamos viaje al Norte rumbo a Angra Dos Reis, yendo por la BR-101 bordeando el Atlántico. El camino esta tachonado de playas, playitas y barrios cerrados. La ruta es muy sinuosa ya que sube y baja de morros constantemente, pero bien vale la pena. Entramos a visitar Riviera San Lorenzo y Toque-Toque Grande, pero cualquiera de las bajadas a las playas deben de ser lugares hermosos. En el camino vimos unos autos parados y creimos que hubo un accidente ya que se veía un bulto tirado en la ruta. Cuando llegamos al lugar nos dimos cuenta que, en realidad, era un grupo de personas que estaba ayudando a un perezoso a cruzar del otro lado y que no lo atropellen en la mitad del camino. Toda la ruta esta inmersa en la Mata Atlántica, que es un vegetación muy densa cuasi selva, con lianas, palmeras y árboles muy altos. Los condominios que se ven a los costados son impresionantes. Algunos de ellos con salida directa al mar, pero todos muy lujosos.