Estas tierras fueron bautizadas por los indios como “Mala
Tierra”. Tiene unas extrañas formaciones que se ven desde los ondulados muros
circundantes. Son como un océano que
alguien hubiese vaciado de agua. En las zonas donde no se presentan las
formaciones geológicas existen llanuras en donde aun se pueden ver manadas de
bisontes, cosa que hemos podido comprobar. La zona en sí es muy seca, con
paisajes de otro mundo de áridos muros. No hay casi agua ni sombra.
Más allá de esta aridez, la zona es espectacular. El sol era
implacable, pero aun así nos animamos a recorrer algunos senderos y a caminar
entre cañones y valles. Sacamos muchas fotos de nosotros caminando y de los
paisajes que se dejan ver desde los puntos panorámicos que están desparramados
a los largo de la ruta que lleva hasta el otro extremo del área norte del
Parque.
Ya oscureciendo recorrimos el camino hasta el campamento de
“Sage Creek”, con una puesta de sol muy característica de la zona donde el sol
se pone rojo fuego al ocultarse tras el horizonte. Esta puesta nos acompaño durante los 18km de
ripio que faltaban hasta el campamento. En el camino nos sorprendió una manada
de bisontes (o “búfalos americanos”).
Minutteman
Misile National Historic Site:
En plena Guerra Fría, 450 misiles balísticos
intercontinentales listos para ser lanzados desde silos subterráneos de Dakota
del Sur se encontraban a 30 minutos de sus objetivos en la URSS. Las cabezas ya
no están ahora, pero se conservó el silo Delta-09 junto con las instalaciones
de lanzamiento.
Al inicio de la visita al Parque Nacional de las Badlands,
Dakota del Sur, hicimos una parada obligada en el "Minutteman Historic
Center", un silo de la Guerra Fría que sobrevivió a la desactivación que
se hizo en 1991. Estuvo activo durante 30 años, esperando la orden de ser
lanzado, cosa que -por suerte- nunca sucedió. Solo en tres ocasiones se
encendió la alerta primaria y no se llegó a la fase del lanzamiento. Una de
ellas la conocíamos: la crisis de los misiles de Cuba. La otra no la conocíamos
pero no nos sorprendió: el asesinato de Kennedy. La tercera ni la conocíamos y
nos sorprendió: la guerra de Yom Kippur del año 73. Según nos contó el oficial,
Rusia había entregado a Egipto una ojiva para ser utilizada contra Israel. EEUU
se enteró de esto y obligo a Rusia a recuperarla, bajo amenaza de desencadenar
un Guerra Atómica. Otro motivo más para querer a los Estados Unidos...El
oficial que nos atendió, solo a nosotros, muy amable y atento, nos mostró las
instalaciones, el edificio de control… todo intacto y conservado tal cual como
fue entregado a los Parques Nacionales en 1991. Se conservan los muebles, las
revistas de la época, los juegos, el equipo electrónico… una mezcla de
mobiliario de los ´60, ´70 y ´80. Nada se puede tocar… hasta nos hacen caminar
sobre una alfombra superpuesta a la original.
Todo el sistema estaba pensado para evitar un posible
lanzamiento involuntario, ya sea por desperfectos técnicos o locura humana. Los
sistemas de seguridad se redundan de modo que es imposible un lanzamiento sin
cuatro activaciones independientes. Incluso pensaron la forma de seguir
operando los misiles en caso de que alguna de las activaciones fuera destruida:
un avión sobrevoló los cielos de USA durante 30 años, las 24 horas al día. Tres
distintos turnándose. 450 misiles había en Dakota del Sur sobre un total de mil
y pico desperdigados por el resto del país. Se eligió a Dakota por tres
motivos: cercanía a la URSS (mirar el globo terráqueo… no el planisferio), está
alejada de los océanos para lograr la mayor cantidad de tiempo de defensa ante
un ataque de submarinos próximos a la costa, y está alejada de los centros
urbanos, pensando que al ser los silos los primeros objetivos a atacar, el
impacto en la población civil sería menor.
Los misileros, los que estaban adentro del silo, eran dos.
Se encontraban entre 20 y 50 metros debajo de la superficie (dependía de las
condiciones del terreno en el cual el silo se había construido). Hacían turnos
de 24hs seguidas y no tenían contacto alguno con los siete que trabajaban en la
planta de superficie (Seguridad, Cocineros y personal de apoyo). Los dos misileros eran muchachos de
veintitantos años, con hijos pequeños o esposas embarazadas. Los seleccionaban
así considerando que esta condición era un motivo adicional de estabilidad
emocional a la hora de activar el lanzamiento.
La base de lanzamiento es un sencillo edificio en medio del
campo, donde solo una antena y un
alambrado lo diferencia de un granero. El silo estaba construido con paredes de
dos metros de grosor, lo mismo que la puerta de acceso que, una vez cerrada, se
abría nuevamente 24 horas después. Toda la tecnología del lugar es de mucho
neón y switches setentosos… increíble lo que hacían con diodos y transistores.
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